¿Cómo me voy a arriesgar a hacer algo que a él no le guste? Él
es mi Hermer, Torvald. Y yo soy su ardillita, su estornino, su pajarito fiel. Él
me hace feliz, me quiere con mis defectos.
Me considero incapaz de hacer algo que a él le enfade, con
lo que me quiere. Fíjate que el otro día pude hasta ir a la confitería y
comprar los regalos para los niños. Él trabaja duro, para mantener a esta familia,
para que podamos vivir felizmente. Dispongo de todo el dinero que necesito, y
me sobra para mis caprichos. No, no puedo hacerlo. Es más, se lo voy a decir
ahora mismo. Entraré en su despacho y le contaré mis intenciones. Sí, me dirá
lo que es mejor, siempre tiene razón, él sabe lo que nos conviene. Pero se va a
enfadar, me volverá a llamar “golosilla” y me dejará sin mis almendras, como
aquella vez… y a su alondra le costará gorjear.
María Aguado
No hay comentarios:
Publicar un comentario