domingo, 16 de marzo de 2014

Ayla, El Clan del Oso Cavernario: Jean M. Avel (1980).

Ayla se había criado en una cultura que no era la suya. Cuando llegó al clan, nadie podía imaginarse que se hiciera un hueco en el grupo protegido por el oso cavernario. Era demasiado alta y fea comparada con otras mujeres, así como incapaz de aprender las convenciones más simples de la comunidad. Ayla no sabía comportarse. Hablaba con los hombres sin pedirles permiso y no siempre se entregaba a ellos cuando querían. Todos se sintieron sorprendidos e incluso ofendidos cuando el mog – ur creb dictaminó que Ayla había sido por el poderoso león cavernario para ser su protegida, cuando los tótems femeninos solían ser, sobre todo, más dóciles.
La rebeldía de Ayla le hizo incluso aprender por su cuenta a cazar. ¿Por qué no podía simplemente acatar su rol?
Ayla nunca sería capaz de encontrar un compañero. A pesar de haber conseguido un hueco en el clan gracias a su inteligencia y sus habilidades, Ayla era un miembro molesto para la comunidad. La chica decidió buscar a los suyos.
En las comunidades de donde ella procedía, Ayla descubrió que las mujeres podían cazar. Podían ser mog- ur. Las mujeres cromañón podían hablar directamente a los hombres sin pedir permiso, y decidir si querían entregarse a ellos o no.

Ayla se pregunto por qué las cosas eran tan diferentes en dos grupos de personas separados por escasos kilómetros.


Marta Pérez.

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