lunes, 17 de marzo de 2014

Isabel. Cumbres Borrascosas (1847)


Ayer lo volvió a hacer. Volvió a mirarme de esa forma que me hiela la sangre. Su mirada es, de todo lo que me hace, lo peor. Su persona es insoportable, sus palabras, o más bien insultos. Son como cuchillos y esa mirada tan detestable, cargada de odio, hace de mi mundo un infierno en el que él se convierte en diablo.
¿Él cambiará? No, no lo creo.
¿Yo puedo cambiarle? Ni en sueños. Pero puedo cambiar mi destino, y estas lágrimas que ahora derramo serán de alegría y no de dolor.

Laura Cabrera.

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