lunes, 17 de marzo de 2014

Alice. La Soledad De Los Números Primos, Paolo Giordano. (2008)


Fabio,no se si sabes que antes de tenerte a ti, yo me tenia a mi. ¿Dime qué coño tengo ahora?
Antes me pertenecía el reflejo que me devolvía el espejo ,las llamas telefónicas mi forma de vestir y también lo que decía o a donde iba...
Era una mujer independiente que sabía que no necesitaba a ningún hombre en mi vida para completarla.
Pero entonces apareciste tú,vendiendome un amor que nunca creí necesitar.
El problema es que la vida que prometiste era distinta de la que me has dado, el hogar ideal era solo la fachada bonita de una prisión en la que tú eras el alcaide.

No dudo que me quieras,no,mas que a nadie tal vez,pero esto tenía que ser una cosa de dar y ha pasado a ser un juego en el que tú me quieres, a tu manera, o eso dices, y yo,mientras tanto,he dejado de quererte a ti y con ello también a mi.

Me limito a ser víctima de tu amor,sin voz ni voto dejando que seas tú quien manda en mi vida y en mi cuerpo.
Porque esa es otra,mi cuerpo...¿Tener un hijo?,¿Quién me ha preguntado a mi? Ha sido tu decisión, igual que la de dónde y cuándo hacerlo, convirtiéndome a mi en un mero factor de tu ecuación.

Después de anoche ,después de saber que soy incapaz de darte lo que quieres de mi,de que me empujaras y tiraras la que iba a ser nuestra cena,de que salieses por la puerta sin mirar atrás para asegurarte de que estaba bien ,no he sido capaz de levantarme en horas y habría sido mejor,así esta mañana no me habría visto en el espejo.
Ahora tengo miedo de escuchar las llaves en la cerradura o el coche aparcando fuera,así que debo irme,antes de que vuelvas.
No nos engañemos,va a ser lo mejor para los dos. Déjame ir.

Ojalá encuentre el valor para dejar esta carta en tu mesilla,coger las cosas e irme. Pero sé que una vez más, mis palabras no llegarán a tus manos e irán a parar al fondo del cajón  de la ropa interior,y de ahí,después,a la basura. Tarde o temprano la encontrarías en uno de tus múltiples registros ya que no me queda ni un centímetro cuadrado de este planeta que me pertenezca y no me hayas arrebatado ya.

Inés Sanz

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